Capítulo 3

Cruzar los controles de seguridad fue otra hazaña memorable, jamás había visto tantas personas en multitud rondando, hacía que el impactante aeropuerto de Londres pareciese insuficiente.

Mientras esperábamos nuestras maletas, no pude evitar pensar en las expresiones de sorpresa de mis padres al verme, si bien me habían visitado dos veces durante mi estadía en España, hacía más de dos meses que nos los veía y estos últimos fueron los que determinaron más cambios.

Durante el tiempo que estuvimos en España, Juli y yo nos dispusimos a una extraña rutina deportiva, la verdad es que los magistrales jardines de nuestro complejo te invitaban a trotar, ejercitarte, pasar tiempo fuera. Y fue así como ambas volvimos con un extraño estado en forma que en realidad ninguna buscó.

Y ese no fue el único cambio, mi cabello había crecido y mi raramente mi estatura también, hasta yo me percaté de que había crecido.

- Tu turno - Sentí un empujón suave y miré a Julieta detrás mío.

Llegó el momento de finalmente cruzar las puertas de arribos, sabía que nuestras familias estarían allí pero... ¿Quizá otra sorpresa más también?

- ¡Dios mío debería ser ilegal dejar ir a tu hija por tanto tiempo!

Esas fueron las palabras exactas que dijo mi madre antes de que mi cuerpo se contorsionara entre sus brazos, sintiendo segundos después un tercero, mi padre.

- Cariño, estás muy callada - Comentó mi padre viéndome desde el retrovisor del coche.

Habíamos salido del aeropuerto hacía media hora, después de habernos encontrado con nuestros familiares e incluso varios de nuestros amigos.

- Fue un vuelo largo - Contesté con una pequeña sonrisa y pegué mi cabeza al cristal de la ventanilla.

Cansancio sobraba, sin embargo, todo lo que quería era ahuyentar un poco al mundo para poder clarificar mi cabeza, todo se sentía extraño. Estaba devuelta en Inglaterra y en dos días retornaría al instituto para mi último año.

Las casas comenzaban a aparecer y junto a ellas mi vecindario, me asomé a la ventana más animada para ver como nada había cambiado.

- Siéntete como en casa - Bromeó mi madre en cuanto abrió la puerta de entrada.

Las manos de mi padre detrás de mí sobre mis hombros como si fuese a dar un paso a otra dimensión.

- Lo intentaré - Sonreí.

Y fue así como me adentré a una de las cosas que probablemente más había extrañado cuando estaba en España, mi casa, mis cosas, mi todo.

Solo me percaté de dos nuevos cuadros colgados en la cocina, que no hacían mucha diferencia, el resto, estaba igual. 

Subí como posesa a mi habitación, dejando las maletas quien sabe donde y olvidándome del resto del universo. Allí me hundí en mi cama, mis colchas, mi aroma, le había echado tanto de menos.

Abrí los ojos para ver a mi alrededor, estaba intacto, todo como lo dejé, incluso el pañuelo que dejé en mi escritorio y luego olvidé llevar conmigo. Agradecí a mis adentros que nadie hubiese hecho nada allí, ni siquiera alinear una foto de mi gran cartelera.

Allí estaban todos, mi familia, amigos y por supuesto Julieta como gran protagonista que aparecía en múltiples ocasiones simplemente haciendo muecas o abrazándome.

Pero mirar de cerca fue un error, mis ojos fueron directo a una de ellas de casualidad y la yema de mi dedo delineó su rostro. Zayn llevaba una sonrisa burlona mientras pasaba ambos brazos por mi cuello en un abrazo exagerado. Yo simplemente me veía allí tentada, a punto de soltar una carcajada.

Y luego mis ojos viajaron por otra, y otra. Su sonrisa era tan grande como la mía, en todas.

Suspiré volviéndome a sentar en mi cama, y mi mano palpó debajo de mi ojo, justo para secar una lágrima. 

No me sorprendió que no haya estado allí para recibirme, sin embargo, una pequeña fuente de esperanza lo imaginaba allí, con los brazos extendidos, su enorme sonrisa y una excusa perfecta que me permita perdonarle el daño que me hizo.

Pero no fue así.

Mi celular vibró en mi bolsillo y seguido soltó la melodía suave que indicaba una llamada entrante.

- Dios ¿No estás cansada de mí? - Bufé al responder.

- Debería, pero esto se siente tan raro - Contestó Juli del otro lado de la línea. 

- ¿Ah que sí?

Distraidamente me recosté, sosteniendo el teléfono entre mi hombro y oído, cerré los ojos.

- No puedo creer que pasado mañana volvamos a la normalidad.

El solo pensar en ello me generó nauseas, de esas que te atacan cuando tienes los nervios a flor de punta.

- ¿Por qué todo pasa tan rápido? - Solté un suspiro al aire, Juli rió.

- Deja de lamentar tanto, oye ¿Qué tal si te paso a buscar mañana? Así tenemos un último día como compañeras antes de, bueno, ya sabes...

- Instituto, deberíamos acostumbrarnos a volver a pronunciarlo. 

Ella suspiró del otro lado.

- Como sea ¿Paso por ti a las tres?

- Perfecto

- Ahora te dejo en paz y dormiré como un tronco, me lo merezco.

Me reí y colgué, creo que yo debería hacer lo mismo.

El día siguiente fue una bocanada de mil cosas a la vez, felices por pasar tiempo juntas y de alguna manera asustadas por el inicio de las clases ¿No es irónico? ¿Estar nerviosas por volver al instituto que conocemos como la palma de nuestras manos?

- ______, mira - Juli me jaló del brazo con la mano que no sostenía su malteada.

Estábamos en el parque Veanue, a unas manzanas de su casa, el día estaba normal, una pequeña brisita nos mantenía frescas.

El sol no me permitió ver hasta que usé mi mano como visera, entonces vi a un chico a unos metros de nosotras.

- ¿Qué? - Pregunté desentendida, volví a verlo para descifrar quien era, pero llevaba gafas de sol y estaba demasiado lejos.

- Es Harry - Dijo ella en un suave susurro.

Entonces voltee a verlo nuevamente y encontré sus rizos fuera de lugar y como se quitaba las gafas frente a nosotras.

- Nos está viendo, ______ - Dijo Juli en mi oído, justo a tiempo para que él levantase su mano en forma de saludo.

Vale, Harry Styles no era exactamente de nuestro círculo de amigos. La verdad es que había entrado el año que nos fuimos y solo habíamos compartido unos meses con él, pero congenió más hábilmente con Zayn y saber si ahora formaba parte de la manada, era toda una incógnita.

Conforme se acercaba una sonrisa se ensanchaba en su rostro y pese a no conocerlo tan bien, al instante nos percatamos de cuanto había crecido, y no fue necesario que Julieta y yo compartiéramos palabras, ambas pensábamos lo mismo.

- ¡Hey, hola! - Exclamó alegremente justo para pararse en frente a nosotras - Probablemente no me recuerden, nos conocimos los últimos meses de clase, soy Harry.

Sí, eso lo sabíamos.

- Claro que te recordamos, Harry - Inició mi amiga - Trabaste amistad con Zayn ¿Verdad?

Harry asintió con un movimiento de cabeza y dirigió su mirada hacia mí.

- Y si mal no recuerdo, ustedes eran mejores amigos.

- Eran - Me apresuré inconscientemente a contestar, Harry me miró extrañado - No hemos estado hablando, seguido.

Intenté compensar mi abrupta respuesta y entrelacé mis dedos rogando que cambiara de tema.

- Claro - Replicó él en un tono más abajo - ¿Cómo ha ido España? - Su voz volvió a entonarse alegremente.

No esperé que pasar el resto de la tarde con Harry de acompañante, pero la verdad es que se había empeñado en socializar con nosotras y era realmente agradable. Estoy segura que de habernos quedado, se hubiese convertido fácilmente en un buen amigo.

Por la noche no se me ocurrió mejor idea que aceptar la invitación de mis padres de llevarme a cenar, por lo que llegué pasadas las once. Genial, estaría cansada el primer día de clases, ya podía imaginarme de un pésimo ánimo preguntándome ¿Por qué no me habré quedado en España? ¿Y por qué repentinamente recordé que mañana vería a Zayn? Contuve un suspiro. 

-

Hola chicas, como están? 

Bueno, como ven se acerca el encuentro :) 

No tengo mucho más que decir, solamente espero que les guste el capítulo.

Las quiere, 

Ana